La ruta se empecina en sorprendernos. Esta vez, nos descubrió uno de los Parques Nacionales más extraños que hayamos visto en 14 años de ruta.
El Parque Nacional de la Blue Ridge Parkway es una ruta. Sí, un camino asfaltado que avanza durante 773 kilómetros por la cima de la mitad sur de los montes Apalaches, en la superpoblada costa este de Estados Unidos.
Una ruta sin semáforos, sin señales de stop, sin gasolineras ni carteles de publicidad. Sin camiones ruidosos con derecho al abuso ni vehículos comerciales con prisa. En lugar de transeúntes hay ciervos (y a veces osos) que dudan en cruzar la carretera. A los lados no hay casas ni basura, nada de bolsas de plástico o cajas de cartón: hay bosques, arroyos, senderos, miradores y caídas vertiginosas hacia los valles habitados. Y donde no hay árboles, hay una cerca que mantiene a las vacas del lado de afuera.
Un Parque Nacional de 773 kilómetros que a veces tiene poco más de 200 metros de ancho es estirar el concepto de Parque Nacional. Es recorrer una de las zonas más habitadas de Estados Unidos sin entrar en contacto con el ruido de la civilización. No hay acceso a internet y para conseguir un poco de pan tienes que tomar una de las salidas que conectan con otra carretera (que siempre cruza por un túnel o un puente) y recorrer unos kilómetros hasta el pueblo más cercano.
La Blue Ridge Parkway empezó a construirse en 1935 con la intención de unir los Parques Nacionales de Great Smoky y Shenandoah. Era la época de la Gran Depresión y el gobierno de Roosevelt empezó a hacer una enorme cantidad de obra pública para dar trabajo a las decenas de millones de desocupados que había en el país.
Una de las herramientas fue crear el C.C.C., Civil Conservation Corps, brigadas de hombres que a lo largo y ancho de todo Estados Unidos se dedicaron a mejorar las infraestructuras de los Parques Nacionales y sitios históricos del país: hacer senderos, levantar cabañas, construir puentes y caminos. El salario no lo cobraban íntegramente ellos, sino que la mayor parte era enviada directamente a su familia, a su esposa o su madre, para que su familia pudiera salir adelante en época de crisis.
Estados Unidos será muy capitalista pero, aunque odien la palabra, tiene su punto socialista. Un día de estos tendré que escribir sobre el socialismo económico en Estados Unidos.
Sin duda, el Blue Ridge Parkway es uno de los Parques Nacionales más extraños que hayamos recorrido. Es un Parque Nacional de asfalto, genial, sumergido en la naturaleza. Un paraíso para los motociclistas y para todos los viajeros sobre ruedas que quieran escapar al ruido de la civilización.
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